La crisis sanitaria por el Covid 19, hizo que un grupo de voluntarios de la comunidad universitaria comenzara con la producción del panificado en la planta piloto (UCAP-GPA) del Departamento de Ingeniería Química y Alimentos. Con la colaboración del Banco de Alimentos “Manos Solidarias” y distintas empresas y particulares, la facultad está distribuyendo estas pre pizzas en comedores comunitarios de la región.

“La planta no estaba operativa y pensamos: Por qué no comenzar a producir en este momento en que hay tantas personas atravesando complicaciones laborales por el aislamiento social”, cuenta el ingeniero Gerardo Checmarev, investigador del CONICET y encargado del proyecto.

La idea de esta pre pizza surgió años atrás cuando un grupo de investigadores del Grupo de Investigación en Preservación y Calidad de Alimentos comenzó a pensar cómo lograr que las personas incorporen pescado en sus comidas.

“En nuestro país pescamos unas 750 mil toneladas por año, exportamos alrededor del 90% y consumimos muy poco: unos 5 kilos de pescado por persona por año, cuando el promedio mundial sobrepasa los 20. Por eso creímos necesario incentivar su consumo y la pizza es un buen medio porque tiene una alta aceptabilidad en la población”, explica.

Así surgió el proyecto de extensión “Alimentación consciente y saludable: la incorporación del pescado en el menú escolar” y con el correr del tiempo se les propuso a un grupo de estudiantes próximos a graduarse tomar el desarrollo de la prepizza con pescado como base para su trabajo final de grado.

Así fue como, a partir de este desarrollo, se comenzó a producir en la planta panificadora (UCAP-GPA) del Departamento de Ingeniería Química y Alimentos “un producto muy diferente al que habitualmente consumimos. Mientras la prepizza tradicional solo contiene harina, levadura, aceite, agua y sal, – nutricionalmente no de lo mejor-, esta aporta proteínas, omega 3, vitaminas y minerales”.

Centro de fabricación

En tiempos de pandemia… vuelve a escena

En medio de esta emergencia sanitaria el proyecto volvió a resurgir con fuerza. Primero, por el apoyo de las autoridades universitarias, docentes e investigadores, y luego con la colaboración del banco de alimentos Manos Solidarias, la cooperativa Nuevo Amanecer y empresas y frigoríficos de la ciudad, que donan la materia prima para poder fabricarlas.

“Estamos viviendo una situación particular y nos llena de alegría que los distintos grupos de investigación estén demostrando tal interés en colaborar desde sus distintos expertiz y se estén sumando voluntarios. Realmente esto muestra la calidad humana que tenemos”, dijo el decano de la facultad, Guillermo Lombera.

“La Ciencia y la tecnología, en estos momentos de crisis, revalorizan su función. Las universidades han tomado un gran protagonismo, devolviendo a la sociedad sus saberes transformadores”, agrega José Basterra, presidente del Consejo Federal de Decanos de Ingeniería.

 “Involucrarse en la extensión universitaria te cambia la mirada, y empezás a entender lógicas del territorio que no las comprendés dentro del laboratorio. Por eso es tan importante trabajar en conjunto con agentes comunitarios y con otras disciplinas, como por ejemplo con la vicedirectora de este proyecto que es Psicóloga. Poder aplicar lo que hacemos es realmente una dicha”, concluyó Gerardo

Investigadores con referentes del Comedor Los sin techito

Mientras tanto, este grupo ofrece brindar asesoramiento a escuelas de gastronomía, panificadoras y panaderías que puedan producirlas, e inclusive a particulares para que las fabriquen en sus casas.

Quienes deseen sumarse a contribuir con el proyecto u obtener asesoramiento, pueden escribir a checmag@fi.mdp.edu.ar