Las carreras de ingeniería en Argentina han alcanzado altos logros de calidad en los distintos aspectos que involucran su accionar, producto del compromiso asumido por las unidades académicas y del fuerte apoyo recibido desde la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) a través de programas específicos y del Plan Estratégico de Formación de Ingenieros coordinado por el Programa de Calidad Universitaria.
Mediante un conjunto de acciones concurrentes, en todas y cada una de la Unidades Académicas se abordaron temas críticos como la deserción en primer año, el desgranamiento, la cronicidad, que resultaron en un aumento de la tasa de graduación en la mayor parte de las Facultades de Ingeniería y, en consecuencia, en un incremento del número de Ingenieros que se reciben por año en la Argentina. Debemos ahora enfrentar nuevos desafíos producto de un contexto en el que se han remediado una serie de debilidades y profundizar la mejora con acciones que apuntan al proceso de aprendizaje.
Estos desafíos tienen que ver con los nuevos paradigmas del proceso de enseñanza y de aprendizaje, donde el docente y el estudiante asumen nuevos roles y donde la formación no está centrada solo en los contenidos, en “el saber”, sino también en que el alumno, durante su vida universitaria, desarrolla competencias que demuestren “el saber hacer” y “el saber ser”, consolidando su formación para que le permita desenvolverse en este mundo cambiante y que pueda dar soluciones a problemas de nuestra sociedad tanto a nivel local como global.
Desde las Unidades Académicas debemos prepararnos para los cambios que se necesitan afrontar, relativos a la formación de los docentes bajo este nuevo paradigma, pero que también involucran la revisión de los planes de estudios, de las nuevas demandas de laboratorios, de lugares apropiados donde desarrollar las actividades de enseñanza, por nombrar solo algunos. Ya no vamos a tener un profesor al frente de un curso dictando una clase magistral sino un grupo de alumnos y docentes trabajando colaborativamente en una tarea de proyecto y/o diseño, del mismo modo que lo harán en un futuro como profesionales.
Desde el CONFEDI planteamos reforzar fuertemente el eje de trabajo alrededor de la capacitación docente. Se propone generar un sistema de capacitación de los docentes donde la formación esté centrada en la práctica docente y los estilos de aprendizaje. Para que este sistema sea exitoso, entendemos conveniente trabajar en coordinación con la SPU.
También consideramos que el Sistema de Reconocimiento Académico de Educación Superior (Resolución 1870 – E/2016) es otra acción que promueve el sostenimiento de calidad académica y la igualdad de oportunidades para los estudiantes. Este compromiso es asumido por instituciones de educación superior del país con el fin de mejorar las capacidades de articulación inter-sistema y de potenciar recursos y capacidades institucionales mediante la articulación, facilitando la movilidad estudiantil, la innovación curricular y el diálogo interinstitucional, asegurando el sostenimiento de calidad académica y la igualdad de oportunidades en todo el proceso educativo hasta el logro de la titulación.
Por otra parte, resulta necesario retomar desde una mirada superadora la cuestión tan compleja, de la articulación Nivel Medio y Universidad. Entendemos que se ha trabajado con los docentes involucrados pero de manera tangencial sobre los estudiantes. Si partimos de la base de centrar el proceso educativo en el alumno, resulta necesario hacerlo también en esta instancia.
Tenemos en claro que lo expuesto anteriormente no son las únicas acciones que debemos llevar adelante para la mejora de nuestras carreras de ingeniería sino las que afrontaremos en primer lugar.
Nuevamente el CONFEDI asume la responsabilidad que le cabe ante los nuevos desafíos en la formación de ingenieros y propone estrategias para enfrentarlos.