Mediante la puesta en órbita del primer satélite artificial, el Sputnik I en 1957, las actividades espaciales comenzaron a tener importante impacto económico y social. En aquellos años, los principales actores fueron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los Estados Unidos. Sin embargo, otros países y empresas privadas fueron adhiriendo a la investigación y desarrollo de tecnologías para acceso al espacio en virtud de su valor estratégico civil y militar [1]. Argentina no ha sido ajena a esta actividad y posee décadas de trabajo en el campo aeroespacial, con momentos de avance, estancamiento y/o retroceso. El avance aeronáutico estuvo marcado por la fundación, en la ciudad de Córdoba, de la Fábrica Militar de Aviones en 1927. En sus años iniciales se trabajó en el desarrollo de aeronaves bajo licencias europeas. (…)

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