La idea de acceder a prácticas de formación experimental en forma remota comienza a tomar impulso en un reducido número de unidades académicas de la Argentina, mucho antes que el planeta entero hablara de pandemias y restricciones a la presencialidad en las clases.
Acceder en forma remota a los equipos instalados en un laboratorio universitario para operarlos e interactuar con ellos en actividades formativas, donde el estudiante tiene que contextualizar el experimento, seleccionar y parametrizar equipos, obtener resultados, calcular incertidumbres y sacar conclusiones; resulta un desafío enorme, que excede la implementación de simulaciones basadas en software.